Tradicionalmente, preparar unas oposiciones se ha concebido como la preparación de un futuro mejor, una estabilidad laboral y la consecución de una calidad de vida envidiada por muchos. Pero qué misterios y realidades esconde todo el proceso que hay hasta conseguir el puesto de trabajo soñado:
Normalmente, tomar la decisión de preparar una oposición es algo que nos puede llevar mucho tiempo, resultar difícil o, incluso, esconder algún suceso que nos ayude a tomarla (pérdida de trabajo, mala relación laboral, una situación precaria…) y por consiguiente, prepararnos para un cambio radical en nuestra monotonía diaria. En las siguientes líneas, intentaré hacer una descripción de lo que podría ser el proceso de prepararte una oposición.
El primer paso: tomar la decisión de prepararme una oposición
Buscar información de los futuros procesos selectivos, de ámbito local, regional, estatal, etc., cuáles pueden interesarme y cuáles no. Decidir preparármelas por libre o buscar ayuda en una academia. Cuando tomamos esta decisión, es importante “tomarla de verdad”. Si decidimos opositar, toda la ayuda que nos puedan facilitar, va a ser bienvenida. Busca información, busca tu academia, busca a profesionales con experiencia en este tipo de procesos. Toda ayuda va a ser bienvenida. Piensa que acabas de empezar una experiencia novedosa para ti y en la que te vas a jugar mucho (opositar, siempre es una apuesta arriesgada).
Prepararse para un largo camino
Cuando comienzas a estudiar, es importante prepararnos para un largo camino (prepararte una oposición, te puede llevar un año o más) en el cual nos vamos a encontrar todo tipo de trabas existentes y pendientes de crearse. Para poder sortearlas, nos debemos de preparar anímicamente y aceptar el reto que acabamos de empezar. También, es importante reconocer que, conforme vayas avanzando en tu preparación, la recompensa de verte más cerca de tu objetivo y la sensación de estar adquiriendo un gran conocimiento, va a ser muy gratificante. Cuando empiezas con tu preparación, todo te parece grande (el temario, las horas de estudio, el tiempo que queda hasta el día del examen, la incertidumbre….) pero conforme vas avanzando, empiezas a notar que alguna “fuerza sobrenatural” empieza a tomar control sobre los temas, que tanto miedo te dieron, cuando los viste por primera vez (mentira, no es una fuerza sobrenatural, sino tu trabajo y esfuerzo que empiezan a dar sus frutos).
Cuando caminas sólo por el desierto
Una de las primeras acciones que solemos hacer cuando nos preparamos una oposición, es buscar todos los grupos posibles relacionados con tu oposición (Facebook, Whatsapp…) para conocer movimientos del proceso, cómo estudian otros compañeros, buscar apoyo, etc, y no nos damos cuenta que toda esta gente que encontramos, en estos grupos, son mis rivales y luchan por lo mismo que yo, cayendo en el error de creernos todo lo que publican (esta oposición es imposible, yo ya he terminado de estudiarme el temario, ponen dudas de conceptos que no sé de donde han salido, todo el mundo estudia más que yo…..) que cada vez que los veo, más que apoyo, la sensación que tengo es la de ser el peor del grupo. El apoyo, es una parte fundamental en tu preparación, pero un apoyo sincero, realista y positivo. Es importante buscar esta calidez en las personas que realmente te la pueden dar (la familia, o tu equipo de preparadores) y dejar a un lado el “campo de batalla” que suelen ser las redes sociales en las que sólo se suele encontrar frustración y negatividad.
La hora de la verdad
Aunque no te lo creas, al final llega el día del examen. Nervios, más nervios, miedos y más miedos rodean tu pensamiento “no me acuerdo de nada, voy a suspender….” pero te armas de valor y doblegas tus miedos y es entonces cuando tus conocimientos empiezan a fluir y llegas a la conclusión de que todos estos meses de sacrificio están dando sus frutos. Terminas el examen y empiezas a notar un cosquilleo, una sensación de haber hecho las cosas bien y es cuando tomas consciencia de que tu plan puede haber salido bien. A la par, conforme vas saliendo del aula, tienes la sensación de empezar a flotar “Dios, creo que lo puedo conseguir”.
Todo trabajo tiene una recompensa, tras embarcarte en una empresa la cual te ha generado sufrimiento, malestar, agotamiento y una montaña rusa de sensaciones, cuando has sido capaz de conseguir tu objetivo y tomas posesión de tu plaza conseguida y miras hacia atrás piensas:
"Gracias, todo mi esfuerzo y sacrificio, ha valido la pena”.